¿Por qué no es recomendable que los padres duerman con sus hijos?

El Colecho: Impacto en Niños y Familias

03/03/2025

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Dormir es una necesidad fundamental, tanto para adultos como para niños. Sin embargo, la forma en que los niños concilian el sueño y, en particular, si duermen solos o acompañados, es un tema que genera amplio debate y opiniones encontradas. El acto de compartir la cama, conocido comúnmente como colecho, ha sido una práctica arraigada en muchas culturas a lo largo de la historia, pero en las sociedades occidentales modernas a menudo se le mira con recelo. ¿Es beneficioso para el niño? ¿Cuándo debe terminar? ¿Qué riesgos implica? Abordar estas preguntas requiere entender tanto la perspectiva histórica y cultural como las recomendaciones de los profesionales y las experiencias familiares.

¿Cómo afecta a un niño dormir con sus padres?
A partir de los 3 años, dormir con los padres, puede hacer que el niño no desarrolle su individualidad ni la seguridad en sí mismo, esto puede generar dependencia por parte del niño. Dormir en la misma cama que los padres evita que el niño aprenda nociones mínimas acerca de privacidad.

Desde una perspectiva histórica, la idea de que cada miembro de la familia, especialmente los niños, debe tener su propio espacio para dormir es relativamente nueva en Occidente. Durante siglos, e incluso hoy en muchas partes del mundo, las familias compartían habitaciones y camas por necesidad o tradición. La privacidad individual y la noción de que dormir solo fomentaba la autorregulación en los niños surgieron con la configuración de la familia nuclear y las ideas victorianas sobre la disciplina infantil en el siglo XIX. En ese contexto, el colecho llegó a ser visto como una práctica asociada a la pobreza o a una crianza indulgente que supuestamente producía niños 'flojos' o dependientes. Sin embargo, la realidad del colecho es mucho más compleja y sus efectos dependen en gran medida de la edad del niño, las circunstancias familiares y cómo se gestiona.

El Colecho en la Primera Infancia: Analizando los Riesgos

Cuando hablamos de bebés, la recomendación inicial de muchos profesionales es clara: el bebé debe dormir en su cuna desde el principio. Esto se basa en la necesidad de establecer hábitos de sueño saludables y, crucialmente, en la seguridad. La Lic. Claudia Arzamendia, Psicóloga, señala los riesgos que el colecho puede representar para los bebés pequeños, incluyendo el riesgo de muerte súbita del lactante (SMSL), asfixia o caídas. Estos riesgos son particularmente altos en bebés menores de 12 meses. Compartir la cama con adultos (o incluso con hermanos mayores) aumenta la probabilidad de que el bebé quede atrapado entre cuerpos, almohadas, mantas o el colchón, comprometiendo su respiración. Por lo tanto, aunque pueda parecer reconfortante tener al bebé cerca, especialmente si está enfermo o asustado, los expertos en salud infantil a menudo desaconsejan el colecho directo en la cama de los padres durante el primer año de vida debido a estos peligros.

Existen alternativas más seguras para mantener la proximidad, como colocar la cuna del bebé en la misma habitación que los padres (lo que se conoce como colecho en la misma habitación, pero no en la misma cama), práctica que de hecho se asocia con una reducción del riesgo de SMSL. La clave está en diferenciar la cercanía física de compartir la superficie de sueño, especialmente en los primeros meses de vida, cuando la vulnerabilidad del bebé es máxima.

Estableciendo Hábitos de Sueño Saludables y la Importancia de la Rutina

Más allá de la seguridad en la primera infancia, el sueño es un hábito que se aprende y se orienta desde el principio. Enseñar a los niños a dormir siempre a la misma hora y en su cama les ayuda a entender las expectativas y a desarrollar su capacidad de conciliar el sueño de forma autónoma. Establecer una rutina a la hora de dormir es fundamental para esto. Una buena rutina puede durar entre 15 y 30 minutos e incluir actividades tranquilas como la ducha, el cepillado de dientes, la lectura de cuentos o el canto de canciones. La predictibilidad de esta secuencia ayuda al niño a prepararse mentalmente y físicamente para dormir, reduciendo la ansiedad y la necesidad de negociaciones a la hora de acostarse.

La consistencia es clave en este proceso. Mantener los mismos horarios y la misma rutina todos los días, incluso los fines de semana en la medida de lo posible, refuerza el reloj biológico del niño y consolida el hábito de dormir en su propio espacio. Objetos de apego como cojines o mantas pueden ser útiles para la adaptación del niño a su cama, proporcionando una sensación de seguridad y familiaridad.

¿Cómo afecta a un niño dormir con sus padres?
A partir de los 3 años, dormir con los padres, puede hacer que el niño no desarrolle su individualidad ni la seguridad en sí mismo, esto puede generar dependencia por parte del niño. Dormir en la misma cama que los padres evita que el niño aprenda nociones mínimas acerca de privacidad.

¿Qué hacer si el niño, a pesar de la rutina, aparece en la cama de los padres durante la noche? La recomendación general es llevarlo de vuelta a su cama de forma tranquila y silenciosa, sin regañar ni entablar conversaciones. La firmeza y la persistencia, sin generar drama, enseñan al niño que su lugar para dormir es su propia cama. En el caso de padres separados, mantener la mayor consistencia posible en los horarios y rutinas de sueño en ambos hogares es crucial para no desestabilizar al niño.

El Colecho en Niños Mayores: ¿Fomenta el Apego o la Dependencia?

Las preocupaciones sobre el colecho cambian a medida que el niño crece. A partir de los 3 años, y especialmente en la edad escolar, algunos expertos sugieren que dormir con los padres podría dificultar ciertos aspectos del desarrollo. La independencia y la seguridad en sí mismo son cualidades que se espera que el niño desarrolle, y pasar todas las noches en la cama de los padres podría, según esta perspectiva, fomentar la dependencia. Además, dormir en la misma cama puede evitar que el niño aprenda nociones básicas de privacidad y límites personales, tanto propios como ajenos.

Sin embargo, es importante reconocer que las necesidades y los miedos de los niños evolucionan. Los miedos nocturnos (a la oscuridad, a los monstruos) son comunes en ciertas etapas. Cuando estos miedos aparecen, la paciencia, la firmeza y la persistencia son esenciales. En lugar de llevar al niño a la cama de los padres, muchos profesionales recomiendan que uno de los padres permanezca un rato en la habitación del niño, junto a su cama, para tranquilizarlo y darle seguridad. Esto le ayuda a enfrentar su miedo en su propio espacio, en lugar de huir de la situación.

La resistencia de los niños a dormir solos a menudo surge de la sensación de estar 'lejos' de la familia, de sus hermanos, de sus juguetes... de todo lo que les resulta familiar y seguro. Entender que dormir solo es una habilidad que también se aprende, como cualquier otra, puede ayudar a los padres a abordar la situación con la paciencia necesaria para guiar al niño hacia esta independencia nocturna.

¿Hasta Qué Edad es Adecuado el Colecho? Una Mirada Cultural y Profesional

No existe una respuesta única y definitiva sobre la edad en la que un niño 'debe' dejar de dormir con sus padres. Como hemos visto, las prácticas varían enormemente entre culturas y a lo largo de la historia. Mientras que en Occidente se ha promovido la cama individual desde una edad temprana, en muchas sociedades el colecho es una práctica común hasta bien entrada la infancia o incluso la pubertad.

¿A qué edad un niño debe dejar de dormir con su papá?
Según Liz Nissim-Matheis, psicóloga clínica de Nueva Jersey, es mejor terminar con el colecho cuando una persona llega a la pubertad, o alrededor de los 11 años . "Una vez que entramos en ese territorio de cambios corporales, es cuando realmente quieres dar un paso atrás y decir: '¿Qué está pasando aquí?

Estudios recientes muestran que el colecho en edad escolar no es tan raro como podría pensarse en algunas partes del mundo. Por ejemplo, se menciona que hasta el 25% de los preadolescentes en China y el 47% de los niños en edad escolar en Brasil duermen con sus padres al menos ocasionalmente. Esto sugiere que la edad para dejar el colecho es, en parte, una construcción cultural.

Desde una perspectiva psicológica y de desarrollo, algunos profesionales sugieren que la pubertad, alrededor de los 11 años, podría ser un punto de referencia para finalizar el colecho. Liz Nissim-Matheis, psicóloga clínica, comenta que una vez que los cuerpos comienzan a cambiar, es importante reconsiderar la situación para promover la capacidad del niño de autorregularse y, eventualmente, vivir de forma independiente. Sin embargo, tanto ella como la pediatra Dr. Rebecca Fisk coinciden en que, después de la primera infancia (donde los riesgos son médicos y de seguridad), la decisión de colechar es en gran medida personal y familiar, no estrictamente médica. Lo importante es hacer lo que funciona para cada familia, siempre y cuando se hayan tenido en cuenta los riesgos para los bebés pequeños y se fomente gradualmente la independencia a medida que el niño crece.

Casos como el de la familia Deal, donde una hija de 12 años duerme cerca de sus padres por una necesidad específica (sordera y seguridad nocturna), o la decisión de figuras públicas como Alicia Silverstone de colechar con su hijo en edad escolar, ilustran que las circunstancias individuales y las decisiones familiares pueden extender la práctica más allá de las edades comúnmente sugeridas en ciertos círculos. Estas situaciones a menudo están motivadas por necesidades particulares o simplemente por el deseo de mantener una conexión cercana, siempre que se gestionen de forma que no impidan el desarrollo saludable del niño a largo plazo.

Pros y Contras del Colecho: Una Comparativa

El debate sobre el colecho se puede resumir en una serie de argumentos a favor y en contra, sostenidos por diferentes escuelas de pensamiento y experiencias personales:

Argumentos a Favor (Proponentes)Argumentos en Contra (Detractores)
Promueve el apego seguro entre padres e hijos.Impide la adecuada independencia del niño.
Disminuye la ansiedad del niño a la hora de dormir o ante miedos nocturnos.Puede generar dependencia excesiva en el niño.
Ayuda a algunos niños a conciliar el sueño más fácilmente.Interrumpe el sueño de los padres.
Facilita la lactancia nocturna (en el caso de bebés).Reduce o interrumpe el espacio íntimo de la pareja.
Fortalece el vínculo familiar a través de la cercanía física.Evita que el niño aprenda nociones de privacidad.
Es una práctica natural y común en muchas culturas.Puede ser peligroso para bebés (riesgo de SMSL, asfixia).

Es evidente que no hay una respuesta única y que la 'mejor' opción dependerá de las circunstancias, valores y necesidades de cada familia, siempre priorizando la seguridad del niño, especialmente en la primera infancia.

Preguntas Frecuentes sobre el Colecho

¿Es seguro practicar colecho con un bebé recién nacido?
No, los profesionales de la salud desaconsejan el colecho en la misma cama con bebés menores de 12 meses debido al aumento significativo del riesgo de muerte súbita del lactante (SMSL), asfixia y caídas. Es más seguro que el bebé duerma en su cuna o moisés en la misma habitación que los padres.
¿El colecho hace que mi hijo sea más dependiente?
Existe la preocupación de que el colecho prolongado, especialmente más allá de la primera infancia o en la edad escolar, pueda dificultar el desarrollo de la independencia y la autoconfianza en algunos niños. Sin embargo, el impacto real puede variar y depender de cómo se gestione la situación y se fomenten otras formas de independencia durante el día.
Mi hijo mayor tiene miedo a dormir solo, ¿debo dejarlo dormir en mi cama?
Ante los miedos nocturnos, es recomendable acompañar al niño en su propia habitación hasta que se tranquilice, transmitiéndole seguridad pero siendo firme en que su lugar para dormir es su cama. Llevarlo a la cama de los padres cada noche por miedo puede reforzar la idea de que su cama no es segura y dificultar el aprendizaje de la autonomía para enfrentar sus temores.
¿Cuándo debería mi hijo dejar de dormir conmigo?
No hay una edad universalmente acordada, ya que varía por cultura y familia. Los riesgos de seguridad son mayores para bebés (<12 meses). Algunos profesionales sugieren que, desde una perspectiva de desarrollo de la independencia e intimidad, la pubertad podría ser un punto de referencia para finalizar el colecho. Sin embargo, la decisión final suele ser de la familia, considerando las necesidades individuales del niño y los padres.
¿Cómo puedo enseñar a mi hijo a dormir solo?
La clave es establecer una rutina de sueño consistente y positiva, mantener horarios regulares y ser paciente y firme al llevar al niño de vuelta a su cama si viene a la de los padres. Crear un ambiente seguro y acogedor en su habitación también ayuda.

En conclusión, la decisión de practicar el colecho es profundamente personal y debe sopesar los beneficios percibidos con los posibles riesgos, especialmente graves en el caso de los lactantes. Fomentar la independencia en el sueño es un proceso gradual que requiere rutina, paciencia y consistencia. Si bien la proximidad puede fortalecer el vínculo, es fundamental encontrar un equilibrio que promueva tanto la seguridad como el desarrollo saludable del niño hacia la autonomía, adaptándose a las necesidades cambiantes a lo largo de las diferentes etapas de crecimiento.

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